EN POS DEL DESARROLLO TERRITORIAL DE PORTOVIEJO
Urgen Administradores que asuman el reto
Portoviejo, cercano a los 500 años requiere una reflexión sobre su rumbo, en un horizonte en el que los ciudadanos debemos ser convocados. La gestión en parques y equipamientos aislados muestra un desconocimiento para establecer la red de espacios públicos como un sistema estructurante. Las obras realizadas definen una estrategia incompleta, logran un relativo aporte sin orientar las inversiones públicas y privadas desde una visión con soporte cultural, económico y ambiental en busca del cantón que queremos.
Urgen Administradores que asuman el reto, en el que destaque un liderazgo regional, y no se trate solo de una gestión local, matizada con despliegues propagandistas y un discutible ejercicio de administración pública.
El parque la Rotonda y Las Vegas aportan a lo recreativo, no obstante, su impacto disminuye ante una visión limitada, carente de una solución que articule la trama entre ambos hitos, considere usos de suelo e integre educación, vivienda, comercio, gestión, y patrimonio, desde una estrategia de movilidad.
Unos treinta predios baldíos frente a la calle Ricaurte desde la Rotonda hasta las Vegas, deben potenciar estos usos, sobre todo los relacionados a vivienda y comercio, fortaleciendo la dinámica entre parques y entrelazando la vida socioeconómica en las manzanas frente a dicha calle. La propuesta de Plaza comercial en el predio del Centro comercial es el inicio de este engranaje que la Municipalidad pasa por alto, desequilibrando la gestión y promoviendo una dudosa regeneración del casco histórico, cuya importancia radica en el patrimonio edificado, y no solo en calles y aceras. Se prioriza una obra insustancial negando la reconstrucción del casco comercial a través de una renovación, y dando paso al derribo de obras en buen estado para concretar una banalidad urbana, si la comparamos con la importancia que amerita la zona cero. La gestión en el territorio no tiene una estrategia participativa con políticas de actuación acertadas y una ejecución de obras en pos del desarrollo urbanístico y económico de Portoviejo, tomando en cuenta las previsiones del Plan de Desarrollo cantonal y las necesidades de Crucita, Rio Chico, Abdón Calderón, Alajuela, San Plácido, Pueblo Nuevo y Chirijos.
El discutible concurso de expertos internacionales no basta para sustentar un discurso oficial que oculta la débil respuesta de planeación. A cuatro años de la administración actual y dos del sismo se habla de una ciudad inclusiva con el impulso de un Laboratorio Urbano, cuya activación se ha insistido y en el que debe involucrarse a múltiples actores. Ni el Colegio de Arquitectos es partícipe de estas acciones a la hora de formular el Plan de Uso y Gestión de Suelo, en el cual el Plan Ciudad resulta solo un avance de un instrumento cuyo fundamento debe direccionar a Portoviejo a constituirse en un territorio estratégico. Se aspira que la planificación sea resultado de un proceso de largo alcance y no solo la escenografía de una época preelectoral.
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Noemi Mendoza
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Pierina Torres
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